Muchas veces me gusta iniciar diciendo una frase que me imagino debe de producir algo, no sé qué cosa, pero que muy seguramente induce a la reflexión (o por lo menos así me lo imagino).
Así que doy pie a una serie de comentarios haciendo referencia a lo curioso que es tratar de analizarlos con un grado de conciencia, pero únicamente menciono el resultado de dicho análisis, dejando por separado las primeras causas y los últimos principios de tales cosas, ahora creo que será prudente hacerlo.
Todo parte de una charla ligera, me atreveré a decir que cotidiana, donde una vez más cada uno de los participantes jugaba su papel, yo muy metido en el mío trataba de llegar al origen de mi interlocutor, como siempre, y como siempre este compañero de charlas me señalaba lo diferentes que somos, lo distante que se encuentran nuestras líneas de pensamiento, lo complicado que es y será entenderme.
Francamente eso no es de sorprender, por lo general suelo ser algo complicado para muchas cosas, lo que puede herirme y me lastimó fue el modo, el contexto la frase que inspiró todo ese debate. Sin lugar a dudas no es que unos seamos de marte y los otros de venus, lo que aquí ocurre es algo ligeramente mas sencillo.
Al no tratarse de razas intergalácticas distantes, lo que aminora o debe de aminorar el problema, el punto se ve reducido a nuestro mundo, a la forma de ver y acercarnos a la realidad, que tan solo es una, pero con inmensas maneras de conocerla, nuestra controversia es más bien la percepción.
En aquella ocasión y poco antes de que fuera atacado por el peso de algún ejemplo discriminatorio he de mencionar que todos somos diferentes, y eso da la riqueza al mundo, y que por tal motivo me gusta ser quien soy.
Saben, es muy justo que explique que no voy en contra de lo aparentemente normal, yo más bien sigo mi camino, mi ruta que voy trazando como pinceladas en un lienzo, por que yo soy el actor de mi propia obra, y el artista de mi propio destino.
Yo sé en el fondo de mi corazón lo que me motiva esta noche a escribir estas cosas, también he de reconocer que muchas veces muchos de nosotros hemos llegado al punto de sentirnos heridos, si, lastimados por alguien a quién apreciamos, es algo irremediable pero real, cierto y cotidiano.
Sin lugar a dudas, este es el momento donde con el deseo de exhibir descaradamente lo que me sucedió, no lo hago, resisto y trato de ser fuerte, pues no sería correcto exponer a alguien así y solo me dedicaré a narrar...
Definitivamente hay dos cosas que me desagradan en la gente, el vacío cultural y la superficialidad, yo tengo la firme idea de qué solo con el conocimiento de lo que ocurre a nuestro alrededor, es que somos capaces de crecer aprendiendo, y si no estamos dispuestos a encarar lo que no nos gusta, no tenemos deseos de evolucionar.
Lo que esa, noche mi interlocutor decía en una clara muestra de miedo, desconocimiento, ignorancia ciertamente vencible, pero que por comodidad es y será insuperable, y así con un aire de grandeza, provocó en mi sentimientos cercanos al de la tristeza.
Una cosa, es revelar la baja autoestima y más vulnerabilidades a través de un simple comentario, pero el modo en que fue elaborado fue inocentemente revelador, no de mis propias carencias, si no del verdadero ser de mi contra parte, literalmente somos partes opuestas.
Dentro de ese comentario, vi tantas cosas, me vi a mi mismo y muchos cientos de mexicanos que vivimos bajo ese esquema y cómo somos despreciados por quienes son en realidad más ignorantes, pues hablan sin conocer, sin fundamentos, sin rasgos de experiencias, dominados por sus miedos y temores basados en ideas preconcebidas.
Eso me dolió mucho, ser juzgado, apuntado por el miedo inexistente de una realidad subyugante,donde el verdadero victimario es quien juzga y no el enjuiciado. por que cómo tu puedes saber si en tal lugar las flores son bellas, si jamás has ido a verlas, cómo sabes que el olmo no da peras, si jamás has visto uno, sencillamente nos dedicamos a repetir lo que damos por cierto, solo por que unos cuantos lo dicen, en serio somos tan inocentes algunas veces, y las demás demasiado cobardes para ver la vida bajo nuestros propios ojos.
Por supuesto que sería infantil quejarme tanto por mi inclinación social, yo se que hay muchos descuidados, que no son malas personas, pero su esquema de vida es diferente y eso es suficiente, pero el clavo que profundo penetró mis fibras fue el que me decía a gritos que debería buscar el modo de ser menos diferente y más normal, más formal y menos como soy yo.
Ante ese grito, la respuesta fue muda, jamás dejaré de ser quien soy yo, no me dedicaré a interpretar a un personaje que esta basado en mi, pero que en verdad no sea yo mismo, solo por darle gusto a alguien más y abiertamente te digo, yo soy diferente amo ser quien soy, y si, lo que tu necesitas es a alguien más normal, más común, cotidiano, alguien igual a ti, alguien ordinario.
Yo no me puedo permitir ser juzgado, aunque fuese sin intención, por que todo lo que decimos y hacemos tiene un peso, repercute, hay que pensar antes de actuar, medir el impacto, y con eso no trato de motivar a nadie a ocultar la verdad o disfrazarla, solo señalo que no hay que juzgar a un libro por su portada pero sobre todo buscar el medio para aprender, el león no es como lo pintan.
Me duele la soberbia, alguna vez te ayude a reponerte y a sanar tu heridas por lago que te lastimo y definitivamente marco tu vida, y después de poco tiempo te oigo y veo señalar a alguien más como lo hicieron contigo, eso me hace llorar, por que esa tarde me llamaste entre lagrimas y desesperación y traté de ayudarte y al tiempo me demuestras que quizás te veías mejor por que estabas entre seres mucho peores...
Por un lado me reconforta saber que jamás leerás esto, por otro no, pero acá a nadie se le obliga a nada...
Y terminaré con la frase que prometí al inicio, No es curioso darse cuenta qué aveces nos lastiman los que amamos al revelarnos tal cual son en realidad
